¿Por qué Muerte en León no es aún un documental de culto?
Muerte en León, de Justin Webster
Soy un seguidor absoluto del género documental, género que para mí supera en calidad desde hace tiempo al de la ficción cinematográfica. A ello ha ayudado, sin duda, la aparición de las nuevas plataformas televisivas que han abierto un canal extraordinario para que esta forma de verdadero periodismo (imparcial y no controlado) llegue hasta el gran público.
En las últimas semanas he podido ver algunas obras de estupendo nivel como Al filo de la democracia, In the same boat, Free Solo, Chavela, o éste que traigo hoy aquí: Muerte en León.
Con sus más de 4 horas de duración, Muerte en León es el excepcional trabajo de Justin Webster al que ya conocía previamente por otra obra de enorme calidad y originalidad: "Seré asesinado".
Con una valentía y honestidad a la que no estamos acostumbrados en nuestro día a día informativo, el documental refleja con precisión, sosiego e imparcialidad todas las aristas de la poliédrica verdad que se esconde detrás del asesinato en el año 2012 de la presidenta de la Diputación de León Isabel Carrasco. Más allá del relato del crimen perpetrado por Monserrat González, autora confesa del asesinato, y la implicación más o menos clara de su hija Triana Martínez y de su amiga, la policía Raquel Gago, lo que magistralmente nos muestra esta obra son todos los comportamientos que se daban allí y que se repiten a diario en casi todas nuestras estructuras de poder: el nepotismo, el abuso, la ambición desmedida, la malversación continuada, el acoso a personas no afines a quienes mandan, el control de las instituciones, y la telaraña de interrelaciones quasi-mafiosas que se entretejen entre los lobbies de poder, los partidos políticos, los órganos de gobierno, y las cúpulas judiciales y policiales.
Así mismo deja entrever otra gran paradoja que se sucede también en nuestra sociedad y a la que casi nadie se atreve a mirar de verdad a los ojos: ¿cuánto de víctimas tienen los culpables?, ¿cuánto de culpables tienen las víctimas?, ¿desampara el poder a las personas con menos poder?¿ampara el poder a las personas con más poder?, ¿por qué nunca se intenta llegar hasta el fondo de estos problemas en una sociedad con tantas desigualdades?
Después de ver este gran trabajo documental, para mí quedan abiertas dos grandes preguntas:
¿Cómo puede ser que ni la policía, ni la fiscalía, ni la clase política de ningún color reabra un caso que ha dejado tantos cabos abiertos, lo que solo sirve para ensuciar aún más la credibilidad de quienes nos representan y defienden?
¿Por qué un documental de esta categoría artística y periodística no es ya un documental de culto, casi de obligado visionado entre cualquiera que aspire a ocupar un cargo público?
Desde aquí mi enhorabuena con mayúsculas a este ejercicio de talento y honestidad informativa llevado a cabo por Justin Webster y todo su equipo.
JAJ (noviembre 2019)
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