Lobbies de poder

Fotografía obtenida en https://www.agromatica.es


Cada vez que sucede un gran escándalo en España, basta siempre con hacer una investigación muy básica en internet sobre las personas implicadas en el mismo y en seguida, no de manera directa, claro está, pero sin requerir una capacidad de conexiones muy profundas salen a la luz las relaciones estrechísimas entre el escándalo (casi siempre un hecho injusto de gran repercusión) y algún lobby de poder.

¿Qué es un lobby de poder? Un lobby de poder es un grupo más o menos organizado (normalmente nunca registrado y con un interés fáctico en mantener su opacidad y secretismo) que tiene representantes en los niveles más altos de varias o incluso de todas las capas organizativas de las estructuras del estado: religiosas, judiciales, políticas, económicas, privadas, policiales, así como del ejército, los medios de comunicación y la aristocracia. En España como en otras partes del mundo existen lobbies de distintos tipos y orígenes aunque todos ligados de alguna forma al poder económico. Estos lobbies que nacen siempre en torno a personas concretas con nombres y apellidos, se extienden y adquieren poder introduciendo poco a poco miembros de dicha organización en las instancias más altas del estado.

En nuestro país el ejemplo más claro aunque no por ello suficientemente conocido dado su gran secretismo y opacidad (en sus bases se establece la condición de mantener en secreto su pertenencia a la misma) es el Opus Dei. Un grupo de aparente naturaleza religiosa pero con raíces e intereses fundamentalmente económicos como se observa cuando se bucea en sus innumerables ramificaciones extendidas por todas las capas de poder de la sociedad, tanto públicas como privadas.

La existencia de este tipo de grupos y sus interrelaciones tan poco visibles pero reales con todo tipo de medios e instituciones explica muchas veces los giros inexplicables que se producen en cuestiones altamente sensibles para la ciudadanía.

El único lobby de poder que se debe permitir es aquel que sea transparente al cien por cien y que persiga la igualdad de oportunidades de los seres humanos, la paz y la justicia universal. Cualquier otro tipo de grupo de poder que lo impida o que propicie por acción, presión u omisión del deber ético  justamente lo contrario debe ser sacado a la luz pública y responder ante quien representa la soberanía de un estado democrático: sus ciudadanos de a pie (con los más oprimidos y necesitados a la cabeza).

JAJ (noviembre 2018).



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