Delincuencia dentro de la Justicia

 Fotografía: Entrada del edificio de la fiscalía anticorrupción


  1. Toda persona que delinque, ya sea por acción o por omisión de su deber, es un delincuente.
  2. Toda acción llevada a cabo para proteger o dar cobijo a un delicuente, o para paralizar y entorpecer la acción de la justicia contra el mismo, es por supuesto delincuencia por colaboración y complicidad.
  3. Las acciones delicitivas llevadas a cabo desde la dirección de las estructuras de poder del estado son doblemente graves y por tanto delictivas en su grado máximo.
  4. Por último cuando estas estructuras de poder que delinquen son las estructuras de poder del sistema de justicia, ya sean éstas los órganos superiores de la judicatura, de la fiscalía o de cualquier otro de sus órganos, su carácter delictivo es el más grave de todos y por tanto el primero que debe perseguirse y puesto a disposición de la justicia verdadera (la que representan los jueces y fiscales honestos que trabajan cada día para ello).

En los últimos tiempos asistimos atónitos al espectáculo de lo que parece ser un ejercicio continuado de persecución que se lleva a cabo desde los órganos superiores de la judicatura y la fiscalía del estado contra el colectivo de jueces y fiscales al que representan, con el aparente fin de paralizar investigaciones, filtrar noticias de las mismas que ayuden a ocultar pruebas, o atacar y perseguir a sus propios representantes honestos (en este caso fiscales o jueces) en su lucha diaria contra la delincuencia más grave que puede haber, la corrupción de nuestros máximos representantes.

No olvidemos que la corrupción generalizada vivida en las últimas décadas no solo ha sido la causa de la eufemísticamente mal llamada crisis económica general sino de su verdadera realidad: el genocidio económico más importante que se ha conocido en la historia de la humanidad. Por suerte para todos, en los próximos años se irán poco a poco correlando los efectos de la devastación económica en el mundo (pobreza, hambre, muerte, suicidios por desesperación, éxodos por falta de recursos económicos, éxodos por falta de trabajo) con sus causas origen: la expoliación y apropiación de los recursos económicos de todos y que ha sido llevado a cabo por individuos que estaban en la cúspide de las jerarquías de poder del estado o en algunos casos bajo su amparo.

Con el fin de acabar con esto, hago llegar este artículo a todos los que defienden un sistema de justicia verdadero, para que con todos los órganos que existen en la actualidad a su disposición, se investigue y encarcele a todos los delincuentes y sus cómplices (ocupen estos las posiciones que ocupen) y se acabe de una vez y para siempre con cualquier figura intocable que desde posiciones de la máxima responsabilidad de la justicia, la fiscalía y el poder ejecutivo estén actuando en realidad como marionetas al servicio de la delincuencia organizada. No nos limitemos a pedir sus dimisiones o a abrir comisiones de investigación política de estos altos representantes sino que instemos al inicio de instrucciones penales contra ellos siempre que, como hemos visto últimamente, haya indicios evidentes de prevaricación, presión, filtración u obstaculización premeditada dirigida contra el trabajo del colectivo al que representan.

Expreso por último mi apoyo y admiración a todos los jueces y fiscales honestos que, bajo todo tipo de injerencias y presiones, siguen manteniendo a día de hoy la ciclópea misión de encarcelar a los delincuentes más importantes de la historia de nuestro país, la mayoría de ellos responsables o exresponsables de muchas de las principales instituciones del estado. 



 JAJ (abril de 2017)
  


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